A todos mis conocimientos previos en Diseño y Bellas Artes, tan basados en la técnica, en buscar la armonía y perfección en el resultado final; hoy gracias al curso de formación como Tallerista en Expresión Plástica para Adultos, Jóvenes y Niños, pude experimentar y profundizar en mis conocimientos en cuanto a todo lo que involucra el proceso creativo. Cómo impacta en el desarrollo, la expresión y el bienestar de las personas a cualquier edad desde sus diferentes áreas, corporal, verbal, musical y plástica.
Siempre viví el arte con gran placer pero ahora entiendo por qué.
Con las herramientas adquiridas en el curso puedo guiar a otros a expresarse a través del arte priorizando y disfrutando del proceso, lo cual es muy beneficioso en muchos aspectos.
La experiencia en La Escuela de Expresión fue tan buena que hoy continuo aquí mi formación en Yoga y Mindfullness para el uso en la educación. Y así con estas dos herramientas tan poderosas complementar mis talleres de expresión plástica.
Gracias a los profesores y a mis compañeras por todo lo compartido, sin duda han sido dos años de mucho aprendizaje en lo personal y profesional.
Mi nombre es Oscar Gutiérrez, tengo 37 años vivo en Fray Bentos y aún recuerdo aquel día en el que cambio mi vida profesional. Soy profesor de danzas en el Bachillerato de Arte y en Talleres Municipales. Un día salía de tomar un examen y me llamo la Directora de un liceo para notificarme sobre una formación en Expresión Corporal. Lo leí por arriba, anoté el mail y me contacté. Cuando me dijeron el precio me desanimé. Luego comencé a sacar cuentas y me animé a anotarme. Fue la mejor inversión de mi vida. No solo obtuve conocimientos integrales sobre lo que iba a trabajar sino que también encontré contención y un maravilloso grupo humano. A medida que iba pasando el tiempo comencé a notar que mi desempeño era diferente, ya veía a los alumnos con otros ojos, los entendía y los comprendía desde lo integral, también note cómo aplicando lo aprendido, ellos estaban más entusiasmados. Desde el primer día supe que esto era lo mío y que valía la pena. Lo recomiendo porque te da herramientas para trabajar Expresion Corporal como base de todas las artes y para todas las edades.
Cuando llegué a la Escuela de Expresión estaba en los últimos años del IPA estudiando profesorado de dibujo. Empecé pensando en trabajar la parte de taller, me interesó que era apuntado a trabajar con niños, como para completar mi formación. Yo hice el curso de Tallerista de Niños, formación en áreas de expresión integradas.
La verdad que el pasaje por la Escuela me dejó mucho más de lo que yo esperaba. Además de todo lo que aprendí sobre cómo trabajar en la modalidad de taller de expresión artística, que fue mucho, me dejó cosas a nivel personal muy lindas. Siempre encontré allí un trato muy cálido de todos, la comunicación muy agradable. Aprendíamos en un ambiente que estimulaba la creatividad en todos los aspectos, promovía nuestra expresión personal, lográbamos afirmar y mejorar nuestra autoestima en forma muy positiva.
Mi docente fue Helder, siempre hermosa, generosa, responsable, sensible! inolvidable!!! Me emociona pensar en ella, una grande! Con excelente formación en los temas que trabajamos en los 2 años que duró el curso, dejó una huella en mi como docente y como persona.
En mi trabajo en secundaria integro los conocimiento que aprendí en la Escuela, trabajando la modalidad de taller, integrando el dibujo con otras áreas de expresión siempre que sea posible, y siempre dando lugar a la creatividad, dar a entender que uno puede ser creativo para todos los aspectos de su vida, promoviendo que los alumnos piensen creativamente. Tratamos de estimular la expresión perdiendo los miedos, o la vergüenza, buscando que el alumno se sienta bien, en un ambiente cómodo para expresarse como me sentí yo en la Escuela de Expresión.
Nunca pierdo de vista lo sano de jugar, de soñar, de imaginar, de inventar historias, cuentos, la fantasía, así para la vida y para el trabajo.
Obvio que estoy siempre agradecida de haber pasado por la Escuela de Expresión, no me acuerdo cómo llegué, si fue por un volante que encontré en algún lado... pero si sé cómo salí: agradecida y con la satisfacción de haber dado con lo mejor.
Mi nombre es Nancy Gini y soy egresada de la Escuela del curso "Tallerista en Expresión Corporal" en el año 1998. Desde entonces nunca más me fui de este espacio...puede que no esté físicamente -excepto cuando puedo participar de alguna Jornada en Setiembre - pero si estoy a través de la vivencia que quedó en esa casa que llevamos con nosotros que es nuestra corporeidad. "Vivencia" que vuelve y se recrea en un sonido, un aroma, un movimiento, un grito, una mirada...
La Escuela de Expresión marcó sin duda un antes y un después en mi vida como ser humano y como profesional. Allí encontré y me encontré. Encontré abrazos sinceros y sentidos. Encontré la primera oportunidad desde un ámbito educativo para encontrarme con un sentir-pensar que nunca antes había experimentado. Y encontré la posibilidad de ver al Otro desde su diferencia enriquecedora.
Y entre todo esto que se revive a diario en mi vida, porque caló tan profundo que lo siento parte de mi esencia, está un ser maravilloso que es Eva....un ser que hace y deja huella...un ser que te invita a mirar desde la ventana de la expresión para que te encuentres con tu propia posibilidad de CREAR.
Salud querida Escuela de Expresión!!
Cuando ingresé a la Escuela de Expresión tenía apenas diecisiete años, para mí fue una experiencia única con tantas vivencias que no es posible describirlas a todas. En la formación que elegí, Tallerista de Niños, descubrí parte de mi vocación. El curso fue maravilloso desde las docentes con todo lo que nos brindaron en las clases teóricas y en los talleres vivenciales, los cuales disfrute mucho, hasta las prácticas que realice en una escuela pública. Al mismo tiempo asistía al espacio de Expresión Corporal en la Escuela de Expresión y fue allí donde descubrí mi propia danza, aprendí a comunicarme con el cuerpo y en el contacto con el otro, a brindar y recibir afecto desarrollando la empatía. Un complemento ideal que enriqueció la formación de tallerista. Todo ello hizo en gran parte a la mujer que soy hoy casi a mis treinta y tantos...Porque no solo me ayudo en el ámbito laboral en el cual se abrieron varias puertas, tanto en la educación pública como la privada en donde el trabajo con niños ha sido muy gratificante, sino que también me ayudo a crecer a nivel personal. Me dio herramientas para la vida como por ejemplo la capacidad de transformarme a mi misma en ese proceso de parirse, el desarrollo de la creatividad entre otras. También se generó un vínculo especial con quienes dirigen la Escuela y con el lugar que si bien soy egresada del curso hace ya muchos años, aún permanece el contacto y cada vez que nos encontramos ya sea en actividades como los son las jornadas y otras, podemos compartir y seguir nutriéndonos en este camino que elegí y que amo.
Que difícil se hace poner en palabras lo que uno siente en el corazón y aunque parezca cursi o resulte muy poético es ese el sentir cuando tengo que hablar de la Escuelita.
Escuelita, ese era el nombre que le dábamos mis amigas y yo a La Escuela de Expresión, creo que era la forma de hacer propio ese lugar que tantas veces habíamos visto desde el ómnibus o con algún folleto en nuestro centro de estudio. Poco a poco fui descubriendo que ese lugar tan especial, tan cálido y lleno de colores era uno de mis lugares favoritos… y de los que más influyeron en mi crecimiento como Educadora y ni hablar como persona.
Aquí conocí personas increíbles, desde los docentes hasta mis compañeros algunos con los que hoy, después de tantos años aún mantengo algún vínculo.
Aquí me conocí en gran parte a mí. Me pensé, me sentí, me quise… me abrió la cabeza pero también el corazón, me hizo cuestionarme y también perdonarme algunas cosas.
Me hizo aprender y aprender y también dudar y preguntar y entender… Fue fundamental en mi crecimiento docente, siendo el curso un gran pilar en mi formación, dándome conocimiento, herramientas, recursos y seguridad por la profundización en los temas que trabajamos teniendo en cuenta todas las dimensiones del hombre. Me abrió muchas puertas pero sobre todo dejó entrar un aire renovado a mi vida.
Dice el filósofo Heráclito que ‘’nadie se baña dos veces en el mismo rio porque el rio no es igual y la persona ya no es la misma” Sin duda es la sensación que tengo hoy… Desde que egrese de la Escuela, no volví a ser la misma… pero tampoco la Escuela que va creciendo cada año, se va renovando, va recibiendo a otros que como yo pasamos un dia por ahí pero decidimos quedarnos.
Hoy me siento parte de ella, compartiendo y transmitiendo algo de lo que me dieron a mi. Sin duda no soy la misma que entré hace ya unos años porque ahora tengo en mi historia un lugar al que le debo mucho.
Sé que guarda entre su aroma y sus colores un pedacito de mi… mientras yo llevo conmigo la sensación de saber la gran suerte que tuve de ser parte, de crecer… y al igual que las mariposas… de transformarme.
Llegue a la Escuela de Expresión buscando técnicas para mejorar mis clases de Yoga para niños y me encontré con mucho mas. Conforme avanzaban las clases me fui sumergiendo en mis profundidades; aprendiendo de todas las experiencias compartidas la singularidad de cada individuo y su historia, lo que me dio la posibilidad de comenzar a comprender y aceptar mi propia historia.
Sintiéndome ahora parte de una comunidad que busca, siente y acepta la diversidad.
Me lleno de vitalidad; me permitió ordenar mi vida diaria con mayor claridad y comprender la importancia del rol que me toca jugar en esta etapa de la vida, que es el de ser madre.
Me dio seguridad de mi misma, apertura para escuchar qué es lo que quiero y confianza para emprender mis sueños.
Estoy Muy Feliz y Agradecida de estar acá. Gracias Eva, gracias a todas mis compañeras y gracias a toda la Escuela de Expresión.
Llegó el momento de decidir qué carrera seguir pero viniendo de una familia un tanto estructurada la decisión en ese entonces fue sencilla: Ingeniería. Sabía que además de gustarme el arte mi pensamiento era lógico matemático y había escuchado por ahí ¿Qué vas a hacer con el arte, si no te da para vivir? Un año y medio después, esa joven estaba un tanto perdida. La siguiente etapa se llamó “en busca de la creatividad”. ¿Qué decidí hacer? Comunicación Social, muchos me habían hablado de la redacción creativa. Sólo tenía el nombre de creativa porque al fin y al cabo la publicidad es vender. Terminé la carrera de Comunicación Social con el afán de seguir buscando, hasta que un verano trabajando en Tacuarembó me encontré con Andrea, una alumna de la Escuela de Expresión que me sugirió que fuera. Y así llegue a la Escuela un poco bloqueada en mi expresión pero con muchas ganas. En dos años aprendí que la educación artística no busca formar artistas sino formar personas y que los niños son productores infatigables de maravillas. Para mí, ir al curso de Tallerista de Niños fue un despertar creativo de inspiración constante y un despertar intrapersonal. También cursé allí, la formación en Recreación y Juego. Recuerdo y voy a recordar siempre ese lindo grupo que formamos en dos años, cuántos hermosos momentos y cuántas prácticas que me llenaron el alma.
Hoy les puedo contar con ojos emocionados que este año empiezo un proyecto de Educación Artística en más de cien escuelas rurales del país.
Por más educación artística, emociones que inspiren conocimientos y más risas amigas del alma.
Me llamo Cristina Lauminado , tengo 61 años en buena medida he llegado a esta etapa de mi vida gracias a mi relación con esa querida familia. Ellos jamás lo van a decir, pero yo siempre les digo que los recuerdo, que me han regalado años y sobre todo calidad de vida. Soy prueba viviente de la certeza acerca de la importancia de la labor que allí se realiza.
Soy portadora de una enfermedad rara (1/100.000) altamente invalidante y con un expectativa de vida máximo cercano a los 55/60 años, considerando que para ello debería estar postrada en una cama con alguien que me atendiera 24hs x 365 días. Hoy vivo sola y aprendí en la Escuela a reconocer mis fortalezas y sacarlas a flote en los momentos críticos.
Comencé con Talleres de pintura, solamente para conocer algunas técnicas básicas para poder expresarme. Con el devenir del tiempo se me fueron presentando situaciones familiares y verdaderamente límites, entonces la Escuela pasó a ser un refugio donde la calidez y la contención recibida hicieron que mi salud emocional, mental y física pudieran sostenerse, gracias al abordaje Arteterapéutico.
Hoy comprendo que lo más importante de mi testimonio es dar certeza acerca de la importancia que cobra en estos momentos la labor de la Escuela; los docentes que de una forma u otra están involucrados con esa labor, en estos momentos tienen herramientas poderosas para llevar adelante la tarea de colaborar en la reconstrucción más difícil: la emocional.
Comencé a ir a la Escuela de Expresión en el año 2011 con expectativas de aprender: dibujo, pintura y todo lo que rodea ese mundo. Allí no solo colmé mis expectativas con el conocimiento adquirido, sino que también encontré dos profesionales muy completos como lo son Eva y Michel y con el tiempo dos buenos amigos, los cuales me siguen apoyando en mis emprendimientos artísticos.
Soy Belén Ríos, vivo en la ciudad de Fray Bentos, estudiante de formación docente y trabajo en un instituto integral con personas con discapacidad y adolescentes en régimen de integración. Inicié el curso de expresión corporal buscando herramientas que me permitieran ampliar mi abanico de posibilidades. Encontré una formación seria, completa, comprometida, que no solo apuntaba a obtener lo mejor de nosotros mismos, sino que estaba sostenida por la calidez del equipo docente. Destaco la contención que se nos brindó durante los dos años, donde además, conocí un grupo humano maravilloso.
En mi caso, la formación me abrió varias puertas en el ámbito laboral, que me están permitiendo trabajar como docente de Expresión Corporal en el ámbito de primaria.
Escribo para compartir mi experiencia en la formacion de Expresión Corporal.
Mi nombre es Leticia Villar.
Por allá, hace tiempo, a mis 19 -20 años senti la necesidad de vencer mi timidez,así es que comencé Teatro, ahi no más me di cuenta que lo que me gustaba era la Expresion Corporal,de lo cual no sabía ni q existia "eso".
LLego a mí, la info de "Formacion en Expresión Corporal" y allí fui.
Empecé con toda mi timidez y mis miedos que con la presencia y contencion de Eva fui transformando, cada clase me resultaba maravillosa, y veía en mi muchos cambios positivos, recuperar la espontaneidad, descubrirme en mi cuerpo, en movimientos que ni siquiera imaginaba que podía, fue super super transformador, tanto que quería que todos hagan Expresión Corporal .Pase por distintos grupos, un embarazo y crianza hasta que por fin pude terminar la formación!!!!!!
Ahí comencé a trabajar dando Expresión Corporal a embarazadas en Atlántida donde yo vivía,y a darTalleres para niños en un Jardín de infantes.
Con algunas ex compañeras armamos una muestra "Recuperando Memorias" y la presentamos, fue una experiencia hermosa.
Un tiempo después me fui con mi pequeña familia a vivir a Bolivia a una comunidad, allí trabajé con niños en una Escuelita campesina y dando unos Talleres hermosos en la comunidad y en un encuentro de danzas y terapias corporales.
Ahora vivo en el valle detrás las sierras, Córdoba, tengo 40 años sigo formándome trabajé con niños, esto es parte de mi vida y de la educación de mis hijos.
Conocerla a Eva, experimentar esos cambios en mí, abrieron una gran puerta para lo que soy ahora y lo que elijo como misión en esta vida, así es que estoy y estaré eternamente agradecida a Eva, la Escuela de Expresión y a mí misma por permitirme seguir el llamado de mi corazón, escucharme y confiar.
A pesar del paso del tiempo, conservo el vívido recuerdo de mi pasaje por la Escuela de Expresión. Fueron tantas vivencias, qué puedo contar, más allá de las fechas, los años , el devenir del tiempo...
Era invierno, no fué una tarde como tantas después del trabajo, - una amiga me ha invitado a participar de una " clase abierta " de Expresión Corporal. Apenas me había explicado Carla, café va, café viene de lo que se trataba tal cosa, extraña para mí, en aquellos ya lejanos días del año 1994.
Así que casi " llevado de la mano " y con igual medida de curiosidad y timidez, allá fuimos. Cuán lejos estaba de imaginar, que esa tarde se abriría la puerta de un mundo nuevo para mí. Desde lo concreto - no tenía experiencia similar anterior, pero, sin dudas, lo que me impulsó a decidir seguir concurriendo fue, el darme cuenta de que algo de lo que se trabajaba en esos " Talleres", era bueno para " modelar el alma " aprender a escuchar, y emprender la tarea de comprometerse desde el trabajo grupal a trabajar también con " uno mismo ".
Fueron años importantes, haber estado en la Escuela de Expresión, me ayudó en aquel momento a conocer a un Fernando, que hasta ese momento no reconocía, a tomar opciones en pro de continuar aprendiendo con el cariño y el afecto recibidos en ese lugar precioso, que están aún hoy en mí, y viven en mi corazón cada día. Simplemente a todos y cada uno de ustedes, Gracias!
“Disfruto mucho de asistir al Taller de dibujo y pintura de Michel Verdier. Es un espacio creativo y personalizado de expresión, experimentación, desarrollo de la percepción visual y familiarización con distintas técnicas, estilos y materiales. Percibo un profundo respeto del profesor hacia la creatividad, ritmo y mundo interno de cada alumno, lo cual me hace sentir muy cómoda y libre para la experimentación artística. Muchas gracias, Michel.”
Mi nombre es Laura Ferraguz y hoy quiero compartir con ustedes mi testimonio de lo vivido en la Escuela de Expresión.
En el año 1992 comencé los Talleres de Expresión Corporal, estaba buscando algo diferente para mí, para mi ser, mi espíritu. Poco a poco conocí ese mundo mágico donde la docente Eva y mi compañera Teresita invitaba a encontrarnos con “nuestra danza”.
La música, el silencio, los movimientos, la quietud, y nuestro cuerpo descubría aquello que las palabras no lograban decir, conocerse y conocer al otro desde un lugar diferente, un encuentro con mi cuerpo, entre mi cuerpo y el otro, entre movimientos, miradas, danzas únicas e irrepetibles .
Esta formación y experiencia me fortaleció en mi carrera de recreadora y magisterio, pero sobre todo como persona.
En el año 1999 cursé Tallerista de Niños, un espacio de vivencias y formación junto con la docente Helder . Un curso de formación en Talleres de libre expresión en áreas integradas, que fortaleció mi vocación de maestra y también potenció mi persona. Un espacio que me hizo buscar formas de expresarme y me invitó a mostrar mi interior para descubrirme y que otros puedan descubrirme. Este espacio me hizo vivenciar para que mañana yo invite a otros a expresarse desde el respeto , encontrando en las distintas áreas la posibilidad de ser únicos y nos permita conocernos y conocer a otros.
Ambos cursos permitieron fortalecer mi persona, brindar herramientas para mi profesión y sobre todo ofrecer a otros la oportunidad de expresarse encontrando en las diferentes áreas (música, verbal, corporal, plástica) la posibilidad de decir lo que somos y sentimos.
Para terminar diría que en este lugar me formé en un clima de armonía, de respeto, con alegría y pasión. Estoy muy agradecida.
En el año 1995 tuve mi primer clase de Expresión Corporal en la Esuela.
Recuerdo que llegue buscando alguna respuesta, algún bálsamo que me permitiera tramitar la pelea interna que llevaba conmigo misma, pero, con la excusa de capacitarme para lo laboral.
Recuerdo también la emoción, la alegría, las lágrimas que surgieron en aquel primer encuentro. Este espacio me permitió recuperar el placer del cuerpo en movimiento, del cuerpo presente y sintiente. Durante el trayecto conté con el cobijo, la provocación y el reto de unos excelentes compañeros y compañeras de viaje, tanto en los compañeros/as de grupo, como en la coordinadora.
Agradezco la oportunidad de haber disfrutado de aquel tiempo de aprendizaje y de contar hasta hoy con las herramientas y las personas descubiertas.
Muchas gracias! Lic. Claudia Suárez
“Recuerdo el primer día que pisé ese lugar, y cómo al instante sentí que era mi segundo hogar.
Aquellas pared es de colores impregnadas de arte, mariposas por doquier, recovecos de pequeñeses que la hacían aún mas grande, y maestros cálidos que me dieron un abrazo de bienvenida. Yo ya lo sentía, allí iba a encontrar lo que buscaba: alimentar esa gran cascada de expresión artística y adquirir herramientas que me acompañen durante ese proceso.
La Escuela me las dio, no solo conceptualmente sino también a través de las vivencias y emociones vividas a flor de piel. Hasta ahora, sigo latiendo fuerte con cada recuerdo de los aprendizajes, los llantos y las risas que allí vibraron. Agradezco haber transitado infinitas experiencias con mi docente de la Formación en Artes Plásticas y compañeros, sobre todo, porque hoy me permiten por segundo año consecutivo, dar talleres de plástica en un liceo del Departamento de Maldonado. Lo más lindo, es cerrar los ojos, y sentir cómo en el primer dia, la calidez de ese lugar me sigue abrazando, me invita a volver.
Cuando comencé el curso de Expresión Corporal no me animaba ni a bailar, ya que mi cuerpo no tenía ese registro y mi mente no podía superar el miedo al ridículo que me generaba la mirada de los otros. Lo que de a poco fui superando, ya que mi memoria corporal se fue cargando de momentos de disfrute, sin sentirme observado ni juzgado, simplemente disfrutando el momento. Tres años han pasado ya de mi primer contacto con la Escuela de Expresión, y me animo a decir que fue muy importante en el transcurso de mi vida, ya que me ha ayudado a conectarme mejor conmigo mismo y con los otros. Me impulsó a redescubrir aspectos que había olvidado hace muchos años, como la pasión, el disfrute, la paz, entre otros, que permiten que siga aprendiendo de la vida, pero ahora con la posibilidad de elegir mi propio destino, haciendo uso del abanico de posibilidades que solo la imaginación puede llegar a ofrecerme.
Les cuento que mi paso por la Escuela ha sido muy significativo para mí.
Hace aproximadamente unos 18 años o más me acerque con una amiga y recuerdo que Michel nos recibió con una hoja en blanco y yo me fui muy frustrada porque con lo que me gustaba dibujar no me había salido nada.
No volví porque sentí vergüenza de que no me hubiera salido lo que yo esperaba.
El año pasado después de pasar por un momento muy difícil de mi vida salí a caminar y cuando llegue a la esquina de Rivera y Ponce me sorprendí de reencontrarme con ese lugar y algo me hizo entrar.
Desde ese día siento que me encontré a mí misma.
Me recibieron con mucha calidez y nuevamente me ofrecieron una hoja blanca... Esta vez no quería que me pasara lo mismo y muy estructurada mente dibujé y pinté una muñeca de las que siempre hago para mis alumnos y mis hijos.
No me fui conforme tampoco conmigo misma pero regresé y me sentí tan cómoda que pude dejar de lado mi timidez y empezar a soltarme y a disfrutar de lo que iba descubriendo.
El cálido recibimiento de cada miércoles, la música , el olor al óleo, el silencio cuando estuve sola, y las charlas cuando compartimos con mis compañeros me permitieron sentirme libre para crear, y para conectarme con lo más profundo de mi ser.
Apenas hace un año que formo parte de la Escuela y sin embargo me siento como en casa , libre para expresarme y sacar a través de los pinceles lo mejor de mí.
Mi proceso siento que ha sido y sigue siendo maravilloso.
Pintar me permite descubrir, sentir, y lo más importante transformar y transformarme.
También tuve la suerte de participar de las Jornadas de Expresión que me enriquecieron como docente y me llenaron el alma como persona.
Eva como psicóloga también enriquece mi vida y la de mi hijo ayudándome en esta maravillosa pero a veces difícil tarea de educar.
Me siento feliz y agradecida por haberlos encontrado.
Deseo sigamos creciendo juntos.
Hace unos años tuve el placer de conocer a Eva Levi y Michel Verdier, directores y docentes de la Escuela de Expresión. En el período 2008 a 2010 realice el curso de Tallerista de Niños con la docente Helder Scanavino, gran profesional, hermosa persona y ser humano, la cual me dejo una enseñanza para mi vida. También tomé clases de Expresión Corporal con Eva y en el módulo de Plástica tomé clases con Michel, ambos excelentes profesionales y maravillosas personas.
Son un grupo humano inigualable, todo lo que hacen en las diferentes áreas es con profesionalismo y un amor infinito. De una entrega total a cada una de las personas que ingresan a la Escuela. Todo lo que aprendí allí, lo aplicó en mi vida diaria, me ha servido para crecer y evolucionar cómo persona. La Escuela y el grupo que lo integran hacen que estén presentes siempre y las ganas de volver a tomar cursos para seguir aprendiendo.
Soy Gabriela Rochón, psicóloga y docente de la ciudad de Fray Bentos, integro un equipo interdisciplinario que trabaja con personas con discapacidad y niños y adolescentes con dificultades de aprendizaje. En nuestro instituto funcionan distintos talleres abocados a la expresión en diversas áreas. Decidí realizar el curso de Expresión Corporal para ampliar mis conocimientos y posibilidades de intervención. La Escuela no solo me brindó una formación de excelencia, sino que encontré docentes comprometidos, que aman el trabajo que hacen y que desde el inicio me contagiaron con su entusiasmo. Destaco el enorme cariño y la comprensión que estuvieron presentes durante todo el proceso.
“No, no puedo explicarte la danza; si pudiera decirte lo que quiere decir, no habría ninguna razón para bailarla” (Isadora Duncan).
Conocerse y sobre todo aceptarse es una de las tareas fundamentales que cada uno anhela en esta vida, estamos en esa búsqueda incesante, esa búsqueda que nos llene de paz y armonía. Una parte de ella, la encontré en la en el curso de Expresión Corporal de la Escuela de Expresión. La misma tiene un componente sanador (claro que no es el único) que nos hace pensar que estamos transitando el camino indicado. En cada clase que uno participa ya sea como estudiante o como Tallerista se produce una sensación de conexión con la creación misma, con el “Universo Danzante”, que nos da la sensación que la atmósfera se mueve bajo el compás del Vals de Anthony Hopkins ejecutado por el violinista André Rieu. Nada falta, nada sobra, nada se cuestiona, todo fluye, es que en ese espacio sagrado, la “Vida y “La Danza” es simplemente “UN SENTIR Y FLUIR”. Solo me resta invitarlos a una clase, porque como dice Eva, esto es una experiencia vivencial.
“Lindo haberlo vivido para poderlo contar”. (El Zabalero).
Yo creo que es muy divertido y muy bueno para todos los niños ya que
no hay límites para crear, podemos usar nuestra imaginación y nuestra inspiración cuando lo deseamos.
Mamá de Agustin Deneo:
Agustín sale muy contento y motivado cada vez que termina el Taller, con muchas ideas para la clase siguiente. Es el momento donde él expresa lo que siente, a través de la Creatividad, sin que lo condicionen en su forma de expresión, eso lo hace sentir muy bien!!
Muchas gracias por generar este espacio!